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¿Qué significa la pintura para mí?

¿Cómo nació mi vocación artística? ¿Qué papel ha jugado la pintura en mi formación como persona? Estas y otras muchas preguntas son las que, a veces, yo me hago en algunos momentos de reflexión y también porque salen a relucir en muchas entrevistas y diálogos sobre el arte y la pintura.

Yo sostengo en algunos de mis escritos que, primero, los artistas hemos de nacer tales; luego, tenemos que saber reconocer que somos artistas; y, entonces, debemos de aprender… Y voy a desarrollar en estas primeras líneas mi filosofía sobre la pintura.

El arte de pintar es para mí, el arte de amar. Sin amor no pueden existir sentimientos sublimes, que son los que al final pueden configurar la obra maestra con la cual sueña todo pintor.

Para mí la pintura ha sido muy importante en el transcurso de mi vida, ya que una gran parte de ella y de mi formación humanística se ha desarrollado alrededor de este arte, en la práctica muy personal de observación, introspección y meditación para llegar, en ese aprendizaje continuo, a entender todos los elementos de los que tiene que valerse el pintor, composición, volumen, línea, color, materia…

Todos sabemos las formas diferentes de aprendizaje de un pintor. Puede asistir a cursos de formación, con un maestro que lo dirija y le aporte su sabiduría u otras diferentes formas para ejercitarse en la pintura. Yo decidí tomar el camino de la búsqueda del arte en la naturaleza y en todo lo que la compone para, observando todo lo que hay y ocurre a nuestro alrededor, aprender a mirar y a interiorizar todas las sensaciones, con objeto de que puedan salir al exterior con toda su fuerza,


a fin de que quien yo llamo “el mirador de cuadro” haga suya la obra y le dé su interpretación, según las sensaciones que le produzcan, y que sea él; y no el pintor, el interlocutor de la obra de arte.

A veces se me suele preguntar acerca de mi estilo pictórico o corriente a la que pueda pertenecer, mi trayectoria, evolución etc.

Sobre estos temas, aunque suelo rehuirlos, pienso que en esta sociedad en que nos ha tocado vivir es necesario, para el conocimiento general, etiquetar los estilos, las corrientes, sobre todo para los historiadores y estudiosos de la Historia del Arte, a fin de podernos situar en el tiempo. En la literatura en España y en el resto del mundo, se me suele “encuadrar” entre los neoexpresionistas actuales.

Sobre el panorama actual de la pintura en España y la aceptación que percibe el  espectador con respecto al arte contemporáneo, mi opinión es que actualmente no existe un conocimiento cultural definido en España. El aspecto global de la pintura de hoy está muy confuso y la corriente actual de politizarlo todo ha llegado también al arte; y esto puede ser el cáncer que lo desgaste o acabe con él, porque el arte sin libertad total es arte muerto, por lo que el verdadero artista tiene que seguir su camino sin que se lo lleve por delante ningún tipo de “corriente”.

Me gustaría terminar estos pensamientos con una frase que definen mi filosofía sobre la pintura y el arte en general:
“Todo se mueve por amor, por eso, la creación sin amor es sólo color sin alma.”

Jorge Rando, Málaga, mayo 2010